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Arcimboldo
Giuseppe Arcimboldo, (también escrito Arcimboldi; Milán 1527 - íbidem; 11 de julio de 1593),fue un pintor italiano, conocido sobre todo por sus representaciones manieristas del rostro humano a partir de flores, frutas, plantas, animales u objetos; esto es, pintaba representaciones de estos objetos en el lienzo, colocados de tal manera que todo el conjunto tenía una semejanza reconocible con el sujeto retratado.
Biografía
Arcimboldo nació en Milán en 1527, hijo de Biagio, un pintor que trabajó para la construcción de la escuela de pintores en la catedral.[1] Le encargaron a Arcimboldo diseños para vidrieras, a partir de 1549, incluyendo la Historias de Santa Catalina de Alejandría en la catedral. En 1556 trabajó con Giuseppe Meda en frescos para la Catedral de Monza. En 1558, pintó el cartón para un gran tapiz de la Dormición de la Virgen María, que hasta el día de hoy cuelga en la catedral de Como.[1]
Vertumnus, un retrato de Rodolfo II. Actualmente en el Castillo de Skokloster, Suecia.Estuvo al servicio de los Habsburgo entre los años 1560 y 1587. Se supone que trabajó también en la Italia meridional y que tuvo un taller propio y discípulos en Roma.
En 1562 se convirtió en retratista de corte de Maximiliano II en la corte Habsburgo de Praga. Fue también el decorador de corte y diseñador de trajes. El rey Augusto de Sajonia, que visitó Viena en 1570 y 1573, vio la obra de Arcimboldo y le encargó una copia de sus Cuatro estaciones que incorporara sus propios símbolos monárquicos.
En Praga trabajó también para Rodolfo II (emperador desde 1576 hasta 1612) en su corte de Praga y se le considera el «Leonardo da Vinci» de la corte bohemia, diseñador de aparatos hidráulicos milagrosos (un poco como su coetáneo en la corte española Juanelo Turriano) y de instrumentos musicales fantásticos: en este sentido puede decirse que trabajó para el emperador Rodolfo II «reemplazando» la figura del viejo Juanelo, cuyos inventos, experimentos diversos y aparatos mecánicos impresionaron al joven Rodolfo durante su estancia en la corte de su tío, el rey español Felipe II.Su obra convencional, consistente en pinturas tradicionales del género religioso, ha caído en el olvido. No ocurre lo mismo con sus «caprichos» alegóricos, cuadros en los que las naturalezas muertas, los conjuntos de flores, frutas, mariscos o peces, crean figuras simbólicas. En efecto, estos retratos pre-surrealistas de cabezas humanas hechas de verduras, frutas y raíces, fueron muy admirados por sus contemporáneos y aún hoy suscitan fascinación. Los críticos de arte están debatiendo actualmente si estas pinturas eran caprichosas o el producto de una mente trastornada.[1]
Arcimboldo murió en Milán.
Biografía
Arcimboldo nació en Milán en 1527, hijo de Biagio, un pintor que trabajó para la construcción de la escuela de pintores en la catedral.[1] Le encargaron a Arcimboldo diseños para vidrieras, a partir de 1549, incluyendo la Historias de Santa Catalina de Alejandría en la catedral. En 1556 trabajó con Giuseppe Meda en frescos para la Catedral de Monza. En 1558, pintó el cartón para un gran tapiz de la Dormición de la Virgen María, que hasta el día de hoy cuelga en la catedral de Como.[1]
Vertumnus, un retrato de Rodolfo II. Actualmente en el Castillo de Skokloster, Suecia.Estuvo al servicio de los Habsburgo entre los años 1560 y 1587. Se supone que trabajó también en la Italia meridional y que tuvo un taller propio y discípulos en Roma.
En 1562 se convirtió en retratista de corte de Maximiliano II en la corte Habsburgo de Praga. Fue también el decorador de corte y diseñador de trajes. El rey Augusto de Sajonia, que visitó Viena en 1570 y 1573, vio la obra de Arcimboldo y le encargó una copia de sus Cuatro estaciones que incorporara sus propios símbolos monárquicos.
En Praga trabajó también para Rodolfo II (emperador desde 1576 hasta 1612) en su corte de Praga y se le considera el «Leonardo da Vinci» de la corte bohemia, diseñador de aparatos hidráulicos milagrosos (un poco como su coetáneo en la corte española Juanelo Turriano) y de instrumentos musicales fantásticos: en este sentido puede decirse que trabajó para el emperador Rodolfo II «reemplazando» la figura del viejo Juanelo, cuyos inventos, experimentos diversos y aparatos mecánicos impresionaron al joven Rodolfo durante su estancia en la corte de su tío, el rey español Felipe II.Su obra convencional, consistente en pinturas tradicionales del género religioso, ha caído en el olvido. No ocurre lo mismo con sus «caprichos» alegóricos, cuadros en los que las naturalezas muertas, los conjuntos de flores, frutas, mariscos o peces, crean figuras simbólicas. En efecto, estos retratos pre-surrealistas de cabezas humanas hechas de verduras, frutas y raíces, fueron muy admirados por sus contemporáneos y aún hoy suscitan fascinación. Los críticos de arte están debatiendo actualmente si estas pinturas eran caprichosas o el producto de una mente trastornada.[1]
Arcimboldo murió en Milán.
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